El edificio tiene una volumetría sencilla y se integra en el entorno con una envolvente de balas de paja, una cubierta ajardinada, mortero de cal, solado de marés (piedra local de Mallorca) y baldosas de terracota que hacen que la construcción sea una prolongación del ecosistema que la rodea.
La vivienda, pensada con un diseño bioclimático, está orientada hacia el sur y cuenta con amplios ventanales para aprovechar la luz solar en invierno y evitar el uso de calefacción en el interior, lo que permite a los usuarios gozar de la maravillosa luz mallorquina y las brisas de la costa mediterránea. Cuenta también con pérgolas y estores que la protegen de la radiación solar en los meses más calurosos, y además, la cubierta vegetal protege la vivienda de la radiación solar. Todo esto permite también una excelente calificación energética A.
En cuanto al espacio exterior, toda la casa se abre al jardín. La parte norte de este es un espacio fresco, dominado en verano por el acebuche, y la parte sur cuenta con una pérgola y una piscina con filtro de plantas. Unos ventiladores eólicos en los cuartos húmedos garantizan una constante renovación del aire.