El ACV (Análisis del Ciclo de Vida) permite calcular y reducir los impactos en todas las fases de vida de un edificio. Desde las fuentes de recursos primarios en su extracción de materia prima, hasta el consumo y disposición final, incluyendo la posible reutilización o reciclaje de alguno de sus materiales.
Es una herramienta que sirve para estudiar los impactos ambientales a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto, proceso o actividad.
El objetivo de un Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es proporcionar toda la información que ayude a identificar las oportunidades de mejora para compararlas con los riesgos asociados y así tomar las decisiones necesarias que contribuyan a mejorar el desempeño ambiental.
El 40% de las emisiones globales de CO2 son producto de procesos de edificación. Tomar conciencia del enorme impacto que tiene la construcción y elegir materiales con un ciclo de vida más largo y que liberen menos gases de efecto invernadero, es fundamental.
Desde el proceso de extracción y manufacturación de las materias primas hasta el propio uso del edificio una vez habitado, se demandan unos consumos energéticos que con una buena selección y planificación se pueden reducir sustancialmente.
Muchos de los materiales seleccionados pueden tener un gran impacto positivo sobre el medioambiente. Algunos de ellos, incluso además de actuar como almacenes de CO2, colaboran en la reducción del cambio climático al retener CO2 atmosférico.
El Análisis de Ciclo de Vida sirve para comparar los impactos asociados a distintas maneras constructivas, desde el suministro de las materias primas, pasando por el proceso de construcción y uso del edificio, hasta el tratamiento de los residuos generados una vez el edificio cumple su vida útil. También conocido como el Análsis «De la cuna a la tumba».
El resultado obtenido persigue identificar las medidas correctoras para mejorar la sostenibilidad del edificio y potenciar una reducción de su huella ambiental, sin disminuir las condiciones de confort.